abía una cosa en la que uno de los profesores más queridos de COU insistía hasta la saciedad. No sé cuántas veces se la escuché decir y siempre por los motivos más diversos: «cuando no tengas nada que decir, mejor no digas nada.» Así de simple, y así de acertado. Es por eso por lo que hoy debería salir de esta aplicación y apagar el móvil,… sin más.
Porque no hay nada que pueda decir que consiga que quien lo lea se acerque ni de lejos a sentir lo que nos ha hecho sentir CRISTINA cuando se ha arrancado a cantar la Rianxeira; o cuando nos ha mirado con esa mirada suya, tan cándida, y nos ha preguntado si podía cantar otra.
O cuando ADRIÁN se ha venido arriba de nuevo y en un crescendo magistral ha lanzado sus 3 «¡¡Viva Santiago!!» a voz en cuello.
O cuando MARÍA nos ha confesado que había llegado a Vigo con mucho miedo y muchas dudas, pero que ahora estaba disfrutando mucho MUCHO y que estaba tan TAN contenta de haber venido que no cabía en sí de gozo.
O la sorpresa que nos ha dado JOAQUÍN cuando, oyendo a Saúl y Natalia hablar de un probable próximo Camino con un conocido suyo del País Vasco, se ha descolgado diciendo que él también querría venir.
Y qué decir de la cara de alivio de RAMÓN cuando sus apoyos de estos días, Antonio y Romero, han hecho el amago de cambiarlo por otro y se ha dado cuenta de que era una broma.
O la tremenda emoción de ROSANA al cruzar el río en la silla atravesando las aguas en vez de usar el puente que usaron los demás.
Pero no han sido sólo ellos los que nos han puesto la piel de gallina, no. En esta expedición, en este DisCamino, también participan Vicente y Sole. El de Viveiro afincado en Cádiz lo ha tenido muy claro todo el tiempo: «no, no tengo miedo. ¿Qué más me puede pasar? He venido a disfrutar una vez más de la naturaleza antes de que en la revisión de fin de mes me encuentren algo malo y no me dejen salir de casa.» Por eso se le está viendo tan feliz cada día a pesar del traqueteo, las sujeciones de la H-S que le dejan marcas en las piernas y las incomodidades de la ruta.
¿Y Sole? Sole es otra de las que nos puede enseñar mucho. Hoy la cadera no le dejó caminar más que un par de kms hasta que, entre lágrimas, nos pidió la silla para tratar de continuar. Pues luego llegó casi a Caldas dando pedales.
Pero todos esos ejemplos hay que conocerlos en vivo y en directo, hay que dejarse cautivar por sus protagonistas y por las buenas gentes que les acompañan: esos cuidadores/monitores/voluntarios que lo que en realidad son es AMIGOS, CORAZONES ENAMORADOS del «bienestar» de quien lo tiene más difícil para «estar bien». No una, mil sevillanas os merecéis todos vosotros. Yo, por mi parte, me comprometo a no «enfadarme nunca por una pará».
Con Ribera Grupo Sanitario, Hospital Ribera Povisa y Ribera Salud.