Cada vez que acaba un Camino la cabeza y el corazón me llevan a hacer un repaso de lo sucedido. Examino las cosas, examino las personas, examino los lugares,… analizo las relaciones, los esfuerzos, las ayudas,… me recreo en los paisajes, los de la naturaleza y los interiores de cada uno, tanto los de aquellos que los muestran sin tapujos como los de los que son más celosos, cautos o introvertidos… y lo normal es que acabe dándome cuenta de la inmensa suerte que tuve de poder vivir lo vivido con aquellos con quienes lo viví.
Esta vez no ha sido una excepción, aunque con matices:
– en ningún otro Camino, salvo en este del Norte, los paisajes serán tan maravillosos;
– en ninguna otra compañía los abrazos y los besos serán tan continuos y generosos y nunca jamás repartiremos tan profusamente tamaña cantidad diaria de «BUENOS DESEOS» (gracias Merchi);
– difícilmente volveremos a coincidir con alguien tan vocalmente hiperactiva, tan desenvuelta y tan valiente (gracias Menchu);
– dudo que volvamos a ser observados tan silenciosamente por unos ojos tan TAAAAN lindos (gracias Paula);
– será muy raro que encontremos de nuevo a alguien tan equilibrado, con las ideas tan claras y que, con tan pocas armas, sea capaz de desarmarte con la mirada y dejarte boquiabierto con todas las cosas imposibles que pueden hacerse con un sólo apoyo (gracias Naiara);
– nada que decir de la gente del Morrazo porque sus capacidades ya fueron decenas de veces demostradas y nunca dejarán de sorprendernos con su energía y pundonor, porque los SUSOdichos, 100 veces LAUReados, merecen eso y mucho más (gracias Suso y Laura);
¿Y los demás? ¿Los apoyos?
Debía haber una norma que obligara a que en cada Camino hubiera…
– un NANDO que lo arregle todo y acuda al rescate al acabar cada pendiente ( Ferando );
– un ALFREDO que nos mantenga permanentemente alerta para ver cuál es su próxima travesura ( Fredilopteam );
– un LINO que aporte sobriedad, serenidad y buena compañía ( Lino );
– un JULIO a quien acudir para cualquier cosa, ya sea de fuerza, de recuperación, de apoyo o de competición, … en definitiva, alguien que mantenga al grupo con los pies en la tierra;
– un MATEO que nos haga ver que hay niños y jóvenes que nos pueden hacer sentir muy orgullosos;
– un Jose Luis que nos haga comida, cena y desayuno olvidándose de su descanso y su paseo para tenerlo todo a punto a su hora;
– un Iñaky de asistencia, señalizando siempre en los cruces y al quite inmediato ante cualquier incidencia;
– una CELIA que reponga el agua y esté dispuesta a cualquier mandado que surja;
– Lidia y Yolanda, vosotras no deberíais existir,… pero la vida os hace necesarias, y tengo claro que, si yo lo necesitara, desearía teneros cerca a cualquiera de las dos.
Acaban de decirme que el Estanque del Retiro cierra por obras el año que viene. ¿Será alguna clase de mensaje divino?